17 de agosto de 2010

Responsabilidad y libre expresión, un derecho de toda persona

Comunicado de Prensa:


Hemos escuchado durante estos días el bombardeo en los medios sobre el tan controvertido tema de las uniones entre personas del mismo sexo y la adopción de niños por éstas.

Es de todos conocida la aprobación que la Asamblea del Distrito Federal realizó tiempo atrás donde se daba cauce a este tipo de uniones. Tal aprobación, se logró de manera acelerada, sin las consultas necesarias a los diferentes autores sociales y sin atender el consenso de las mayorías, que estaba en desacuerdo de tales uniones y especialmente de la adopción de niños. La aplanadora del partido dominante se impuso y el debate social se hizo de lado en detrimento de una sociedad mayoritaria que mostraba estar en contra.

La Procuraduría General de la República interpuso un recurso constitucional ante la SCJN mostrando su inconformidad. Ayer la SCJN terminó el debate sin ir al fondo del asunto, solamente confirmo la legalidad del proceso jurídico realizado por Asamblea de Representantes del D.F.

Los Obispos de México, sensibles a la opinión mayoritaria no sólo en la Ciudad de México, sino del país entero, manifestamos en el ejercicio de la libertad de expresión garantizado por nuestro régimen político democrático, nuestro total desacuerdo con el fallo emitido por la SCJN; sin que esto signifique falta de respeto a las Instituciones del Estado Mexicano. Creemos que equiparar con el nombre de matrimonio a estas uniones es una falta de respeto, tanto a la esencia misma del matrimonio entre una mujer y un hombre, expresado en la Constitución del País en su artículo 4º, como a las costumbres y la propia cultura que nos han regido por siglos.

La Iglesia, de la que formamos parte todos los bautizados, vela por los derechos de los que no se pueden defender, y en este caso, los más débiles como son los infantes. Por eso los Obispos como Pastores, basados en la ley natural y en nuestra fe, siempre nos hemos puesto y nos pondremos de lado de los derechos de los no nacidos, de los que no pueden valerse por sí mismos, de los que son vejados y explotados en todo ámbito.

El Santo Padre, Benedicto XVI, en diferentes momentos y con atinadas reflexiones, ha insistido en la importancia de salvaguardar los valores fundamentales de la persona humana desde que es concebida hasta la muerte natural. Así mismo, ha expresado la importancia de respetar y proteger la creación, la naturaleza en general y en particular la humana. La conciencia ecológica que tantos adeptos va sumando para salvaguardar las distintas especies respetando sus procesos naturales, debe incluir a la especie humana, la más digna y consciente de su propio desarrollo. Por ello, en la misma naturaleza la Iglesia descubre la dignidad del matrimonio entre un varón y una mujer. Esto nos anima a impulsar la dignidad de la pareja y su prole apelando a los valores naturales y morales.

Lamentamos que al manifestar estos conceptos en la opinión pública, existan quienes recriminen y amenacen alertando la intolerancia, cuando la tolerancia es la posibilidad de que todos expresemos nuestra opinión y posiciones. Por ello, expresamos nuestra solidaridad y nuestro sentir a los Señores Cardenales Norberto Rivera Carrera y Juan Sandoval Íñiguez sobre este delicado tema.

El momento que vive México requiere un debate de altura que nos una y en el que todos los miembros de la sociedad en su conjunto saquemos adelante los múltiples problemas que nos aquejan: inseguridad, violencia, corrupción, desempleo, etc. En nuestra Patria es urgente terminar con las ataduras de la intransigencia, de la exclusión, de los prejuicios de cualquier tipo y de clase, y que todos como hermanos nos esforcemos por construir un México donde todos quepamos y se respeten los derechos de todo individuo, donde la transparencia y el buen uso de las libertades democráticas hagan de nuestro país una nación próspera basada en los valores trascendentes.

Los Obispos como Pastores del pueblo de Dios y hermanos de todos, llamamos a los fieles a orar a Santa María de Guadalupe por las decisiones de los gobernantes y por todos los niños que no tienen voz pero sí el derecho de tener una familia que sea para ellos ejemplo de virtudes.

Por los Obispos de México.

Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla
Presidente de la CEM


Víctor René Rodríguez Gómez
Obispo Auxiliar de Texcoco
Secretario General de la CEM

14 de agosto de 2010

DOGMA

La Asunción de la Virgen Santísima
De la constitución apostólica
Munificentíssimus Deus
del Papa Pío XII


Con esta constitución apostólica, el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción el 1ro de Noviembre de 1950.
Tomado de la Liturgia de las Horas del 15 de Agosto. (AAS 42 [19501, 760-762. 767-769)



Tu cuerpo es santo y sobremanera glorioso

Los santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y -lo explican con toda precisión, procurando, sobre todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es, no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación, a imitación de su hijo único, Jesucristo.

Y, así, san Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente:

"Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios."

Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal:

"Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la vida perfecta."

Otro antiquísimo escritor afirma:

"La gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Dios y salvador, dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que él la hizo salir del sepulcro y la elevó hacia si mismo, del modo que él solo conoce."

Todos estos argumentos y consideraciones de los santos Padres se apoyan, como en su último fundamento, en la sagrada Escritura; ella, en efecto, nos hace ver a la santa Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo divino y solidaria siempre de su destino.

Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que, ya desde el siglo segundo, los santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el ú1timo trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo Apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: "La muerte ha sido absorbida en la victoria."

Por todo ello, la augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos.

FIESTA PATRONAL

Misas por la fiesta patronal:
Sábado 14 de agosto: 19:00 hrs., Santa Misa presidida por el Excmo. y Rdvmo. Mons. Dr. Don Constancio Miranda Weckmann.
Domingo 15 de agosto: Misas 7:30, 11:00, 12:30 (solemne) y 19:00 hrs.
Además, se tendrá la gran Kermés el día 15 organizada por todos los grupos y ministerios de la parroquia, coordinados por los señores Ramón y Martha Martínez.

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARIA

La inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del Cielo, al terminar su vida mortal. Con estas palabras definió el papa Pío XII el dogma de la Asunción de la santísima Virgen María en 1950. Siendo una consecuencia de la maternidad divina, la Asunción de la santísima Virgen constituye para todos los seres humanos una prenda de esperanza y una promesa de resurrección.

En este día 15 de agosto de 2010, correspondiente al domingo XX del Tiempo Ordinario de nuestra liturgia católica, celebramos la solemnidad de la Asunción de la santísima Virgen María. La liturgia nos propone dos esquemas de celebración: uno para la misa vespertina de la vigilia y el otro para el día propio de la fiesta. La antífona de entrada del primer esquema nos dice: «Bienaventurada eres, María, porque hoy fuiste elevada sobre los coros de los ángeles y, juntamente con Cristo, has alcanzado el triunfo eterno». La oración colecta de la misa del día nos dice: «Dios todopoderoso y eterno, que hiciste subir al Cielo en cuerpo y alma a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos vivir en este mundo sin perder de vista los bienes del Cielo y con la esperanza de disfrutar eternamente de su gloria». El evangelio de este día está tomado de san Lucas (1, 39-56) y nos presenta la Visitación de María a su prima santa Isabel que concluye con el hermoso cántico del Magníficat.

El dogma de la Asunción afirma, según el papa Juan Pablo II, que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. Aunque para otros la resurrección del cuerpo se realizará al final de los tiempos, para María la glorificación del cuerpo fue anticipada gracias a un privilegio especial. Las primeras creencias en la Asunción de la Virgen María pueden encontrarse en los relatos apócrifos Transitus Mariae, que data de los siglos II y III. Éstos son relatos populares y románticos que recogen una intuición de fe por parte del pueblo de Dios. Posteriormente, hubo un largo período de reflexión acerca del destino de María en el otro mundo. Esto condujo a los fieles a creer en la gloriosa Asunción de la Madre de Cristo en cuerpo y alma y a la institución en Oriente de las fiestas litúrgicas del Adormecimiento y la Asunción de María. La creencia en el glorioso destino del cuerpo y el alma de la Madre del Señor después de su muerte se difundió de Oriente a Occidente desde el siglo XIV. En el siglo XX, en la víspera de la definición del dogma, era una verdad casi aceptada y profesada por la comunidad cristiana en todo el mundo.

Examinando el misterio de la Asunción de la bendita Virgen María, podemos entender el plan de la Divina Providencia para la humanidad: después de Cristo, el Verbo Encarnado, María es el primer ser humano en alcanzar el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad prometida a los elegidos a través del cuerpo. En la Asunción de la santísima Virgen también vemos la voluntad divina de destacar a la mujer. De manera análoga a lo ocurrido en el origen de la raza humana y de la historia de la salvación, dentro del plan de Dios, el ideal escatológico no sería revelado a un individuo, sino a una pareja. De este modo, en la gloria celestial, junto a Cristo resucitado, se encuentra la mujer que ha sido ascendida, María; los nuevos Adán y Eva, los primeros frutos de la resurrección general de los cuerpos de toda la humanidad. Teniendo en cuenta la profanación y denigración a las que la sociedad moderna somete al cuerpo humano, el misterio de la Asunción proclama el destino sobrenatural y la dignidad de todo cuerpo humano llamado por el Señor a transformarse en un instrumento de santidad y a compartir su gloria.


+ Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa

11 de agosto de 2010

ORDENACIONES SACERDOTALES

La Iglesia Arquidiocesana de Chihuahua invita a todos los fieles a la Santa Misa en la cual sus hijos diáconos:
Cesar Carrillo León
Juan Manuel Lozoya Chavira
Ernesto Enrique Saldaña Lozano
Raymunto Esteban Tristán González
Recibirán el sacramento del Orden en el grado de los presbíteros, por medio de la imposición de manos y la oración consecratoria del:
Excmo. y Rdvmo. Sr. Dr. Don Constancio Miranda Weckmann
Arzobispo de Chihuahua
el próximo día 17 de agosto en el templo parroquial de San Antonio de Padua (Calle de Bolivia 713, Col. Panamericana) en punto de las 18:00 hrs.
Chihuahua, Chih.
Nota: Los diáconos Cesar y Ernesto Enrique son miembros de esta comunidad parroquial "La Asunción de María".

6 de agosto de 2010

MONS. FRANCISCO AGUILERA ES LLAMADO A LA PASCUA ETERNA

S. E. R. Mons. Don Francisco María Aguilera González, obispo titular de Macriana de Mauritania y ex-auxiliar de la Arquidiócesis de México fue convocado a la presencia del Padre la víspera de este día en la ciudad de Tequisquiapan, Querétaro. El Obispo Aguilera nació en Guanajuato el 27 de abril de 1918, fue ordenado sacerdote en Roma, el 24 de abril de 1943. Durante la primera visita que el Papa Juan Pablo II hiciera a México en 1979 fue coordinador general. En ese mismo año, el mismo Papa lo elige como obispo y le da el oficio de auxiliar del Arzobispado de México, donde regenteó la Vicaría Episcopal VI "San José" hasta el año 1996 en que le fue aceptada su dimisión.

Sus funerales serán en Querétaro así como en México, D.F., donde será velado en la sede de la vicaría VI, la parroquia de la Esperanza de María de la Resurrección del Señor, el lunes 9 de agosto donde el Sr. Cardenal Don Norberto Rivera Carrera, arzobispo de México celebre la Misa de exequias y su cuerpo sea depositado en esa misma parroquia.

Descanse en paz.

2 de agosto de 2010

SE RETIRA OBISPO AUXILIAR DE MÉXICO

Mons. Felipe de Jesús Tejeda García, MSpS, obispo del título de Castabala presentó su renuncia ante el Papa Benedicto XVI a su oficio de obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, misma que le fue aceptada el día 30 de julio de 2010, en conformidad con los cánones 411. Mons. Tejeda se venía desempeñando en el cargo desde el año 2000 cuando fue nombrado por el Papa Juan Pablo II, recibiendo la ordenación episcopal el 4 de marzo de 2000. Dentro de los trabajos pastorales en Arquidiócesis Primada de México, le fue asignada para guiar la Vicaría Episcopal Territorial 3 "San Felipe de Jesús".

El mismo día en que le fue aceptada la renuncia, el Cardenal Norberto Rivera Carrera ordenó a dos nuevos obispos auxiliares: Mons. Adolfo Miguel Castaño Fonseca, del clero de Toluca y Mons. Andrés Vargas Pérez, del clero de San Luis Potosí.